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eConstruye

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Iván Fernández Álvarez / Socio promotor

 

 

¿A qué se dedica tu empresa?

eConstruye Soluciones Ecológicas para Construcción es una cooperativa dedicada a la arquitectura, la bioconstrucción, la ingeniería y el diseño ecológico y sostenible, en la que participan arquitectos, ingenieros y bioconstructores. Nos dedicamos a diseñar y aplicar conceptos o soluciones innovadoras y ecológicas en espacios y entornos, tales como el uso de materiales naturales, la integración de las energías renovables y eficiencia energética, la arquitectura bioclimática, la revalorización de materiales usados o la permacultura. Actuamos de manera integral en el proyecto, desde el diseño a la ejecución, siempre aplicando estas pautas ecológicas y valorando su impacto social.

 

 ¿Qué cargo desempeñas en ella?

Soy uno de los socios promotores de la empresa, junto con mis colaboradores Pedro A. López Carvajal y Eduardo Macías Herrero.

 

 ¿Cuál es el objetivo de la empresa?

En eConstruye trabajamos para cambiar la construcción convencional.  Unimos la ecología y la construcción de manera integral para construir espacios saludables, innovadores y sostenibles, es decir, en constante armonía con su entorno y sus usuarios. Intentamos fomentar impactos sociales y ambientales beneficiosos, en un sector que, tras el abuso de los últimos años, se había desligado de este planteamiento. Además, intentamos recuperar técnicas de construcción tradicionales. Se trata de una retroinnovación que rescata y actualiza estas técnicas, como el caso del tapial, la caña o el adobe, que forman parte de un patrimonio arquitectónico casi perdido en España.

 

 ¿Cuál es el mayor impacto social y ambiental que tiene su empresa?

Una tonelada de hormigón armado tiene un coste energético de unos 8.000MJ, mientras que una tonelada de tierra local, que ha sido excavada de los cimientos o que proviene de otros movimientos de tierra, tiene un coste de unos 150MJ. Por tanto, un edificio diseñado siguiendo conceptos de bioconstrucción reduce de su impacto ambiental hasta un 90% con respecto a un edificio convencional. Construimos con mano de obra local, como hemos hecho en varios talleres de autoconstrucción, donde además de realizar el proyecto formamos a los participantes, fomentando la cooperación para alcanzar metas. Intentamos que participantes y usuarios se sientan parte activa de la integración del proyecto en su entorno. Eso supone lograr un desarrollo local sostenible.

 

¿Cómo surgió la idea de negocio? ¿Cómo fue el proceso de creación de la empresa? ¿Con qué infraestructura arrancaste la empresa?

La idea surgió hace unos dos años, cuando empezamos a interesarnos por la bioconstrucción como alternativa ecológica a la construcción desmedida de los últimos años. Gracias al programa Gener-A, del Instituto de Empleo de Granada para el fomento de emprendedores, pude obtener varias nociones sobre la gestión empresarial. A partir de ahí busqué la colaboración necesaria. Tiempo después conocí a Eduardo, arquitecto y bioconstructor, y poco después a Pedro, un arquitecto experimentado, y  juntos nos pusimos a trabajar probando diversos materiales y técnicas. El proceso creativo ha sido difícil, con colaboradores que han entrado y salido de esta iniciativa por unos motivos u otros, aunque siempre aportando su granito de arena. Mediante la cooperación hemos arrancado algunos proyectos sin apenas infraestructura propia,  gracias también a las organizaciones de ayuda a emprendedores, como el Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE) de Granada y La Zubia, de la Fundación Andalucía Emprende, que actualmente nos cede una oficina en su vivero de empresas para llevar a cabo nuestra actividad.

 

 ¿Cuáles fueron tus fuentes de financiación al emprender el negocio? ¿Contaste con algún apoyo o aval? ¿Recibiste algún tipo de subvención?

Hemos sabido avanzar siendo cautos, sin grandes inversiones iniciales y dando un paso tras otro. Todos los proyectos se han autofinanciado, sin recibir ninguna ayuda económica, lo que nos permite a día de hoy no tener que depender de bancos ni de otros intereses. Hemos podido realizar nuestra actividad gracias a que trabajamos con materiales que explotamos directamente de la naturaleza a muy bajo coste, y a la cooperación de asociaciones, como el Colectivo de Construcción Natural o el CADE de la Zubia. Aún así, cada vez aparecen proyectos más ambiciosos que implican mayores inversiones.

 

¿Cuáles son los logros obtenidos hasta ahora?

Hemos obtenido varios reconocimientos a nuestra labor emprendedora, pero quizás el logro más importante ha sido introducir la caña natural como material de construcción. Así, hemos construido estructuras de caña para voladizos, toldos y pérgolas en residencias y  restaurantes, con una gran aceptación por el público. También se ha formado a nuevos bioconstructores en los talleres en los que hemos participado. En la actualidad estamos ensayando junto al Colectivo de Construcción Natural una estructura de caña para una vivienda completamente autoconstruida con materiales naturales. Son pequeños logros, pero abren un gran camino.

 

¿Qué necesitarías para que vuestro proyecto sea un completo éxito?

Necesitamos que los agentes del sector y el público en general conozca la bioconstrucción. Que entiendan lo que implica el consumo de recursos y que conozcan los impactos en el ambiente, en la sociedad y en la salud que van asociados a la construcción. El mercado de la construcción está en crisis, pero a pesar del excedente de viviendas, la necesidad de una vivienda digna no está satisfecha. La energía y los recursos se encarecen cada día, pero las viviendas no son eficientes, ni energética ni económicamente. Debemos actuar de otra manera y buscar alternativas. La bioconstrucción utiliza materiales de muy bajo coste económico y ecológico, que permiten reducir el coste de ejecución, lograr un ahorro energético notable y consiguen un confort más natural.

 

 ¿Cómo ha evolucionado con el paso del tiempo? ¿Os habéis tenido que reinventar?

Desde el principio comenzamos esta iniciativa empresarial con una idea completamente reinventada: no se trata de construir, sino de e-construir, aunar la ecología y la construcción de manera integral. Muchos edificios se realizan con materiales muy nocivos para el medio ambiente, como el poliuretano, el aluminio o el cemento. Un edificio ecológico aprovecha de manera óptima los recursos naturales disponibles a su alrededor: el clima, los materiales, etc. Esto nos lleva a una forma completamente diferente de  proyectar y construir.

 

 ¿Qué oportunidades presenta para el emprendedor este sector de actividad?

 La bioconstrucción es un mercado completamente nuevo y poco conocido, por lo que existen muchas oportunidades para invertir en él. La producción de materiales ecológicos locales, por ejemplo, implica la creación de pequeños fabricas, la creación de nuevas redes de distribución, la formación de mano de obra, la colaboración de centros de investigación, la creación de una normativa y bibliografía de referencia... Existen muchos materiales y técnicas que pueden ser competitivos frente a los materiales convencionales: el tapial, el super-adobe, el bambú, la caña, la cal natural, la paja, el cáñamo o los materiales reciclados, y cada material conlleva una pequeña industria local mucho más sostenible y rentable.

 

 ¿Cuál es la situación España de este sector?

En España, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera, parece que no sea viable construir nada. La  bioconstrucción nos da una alternativa: utilizando materiales explotados directamente de la naturaleza, a muy bajo coste, junto con modelos de construcción más sociales, como la autoconstrucción y la cooperación, es viable construir un edificio, ya que los costes de ejecución se llegan a reducir casi a un 50%. Esta práctica no es nueva. En Estados Unidos, Alemania o Francia, estas técnicas cobran cada vez más importancia. Desgraciadamente, en España el desconocimiento y la inercia hace que sigamos utilizando modelos convencionales. Pero la cultura española también va cambiando y poco a poco está surgiendo un interés mayor por alternativas más sostenibles, tanto sociales como ambientales.

 

 ¿Existe suficiente demanda en tu sector? ¿Quiénes son tus clientes?

La demanda es muy minoritaria frente a la construcción convencional, teniendo en cuenta además la falta de financiación e interés que tienen muchos promotores actualmente. Generalmente, quien demanda nuestros servicios son autopromotores locales con una consciencia de la realidad ambiental y social, y que buscan una manera más sostenible de vivir. Pero también es creciente el interés de estudios de arquitectura y pequeñas constructoras, que consideran esta alternativa por su relación calidad-precio.

 

 ¿Qué crees que puede aportar el trabajo en red a tu empresa?

Siguiendo nuestro modelo de cooperación, y aprovechando internet como herramienta, la creación de redes de construcción sostenible ofrece un potencial enorme. El trabajo en red permite compartir conocimientos y experiencias con otros profesionales y conseguir un feedback muy necesario en este nuevo sector. Nos da la posibilidad mejorar continuamente y de dar difusión a estas técnicas. Existen redes muy importantes a nivel nacional e internacional de constructores con tierra o con paja, que publican mucha información sobre ensayos, metodologías, casos prácticos, congresos, etc.

 

 ¿Qué consejos darías a un emprendedor que comienza?

Por experiencia propia, emprender algo implica ser tenaz y persistente, pero sobre todo saber cooperar. Poco a poco, tu círculo de influencia se toca con otros círculos que van por un camino similar al tuyo. Este hecho solemos visualizarlo como competencia, como algo malo, y decidimos apartarnos, sin tener en cuenta que esto nos desvía de nuestro propio camino. Nosotros hemos optado siempre por estrechar lazos y cooperaciones, lo que nos ha permitido desarrollar proyectos que de otra forma hubiera sido más difícil. Además, acudir a encuentros de emprendedores y utilizar las redes sociales es una manera muy buena de crear sinergias positivas.

 

 

 

Perfil de Iván Fernández en la Red emprendeverde

 

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