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Biomival, soluciones innovadoras de ecodiseño inspiradas en la naturaleza

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Rafael Aparicio | CEO y fundador de Biomival


 


Biomival nació en 2010 como una iniciativa que ofrece servicios de ecodiseño partiendo de las soluciones que ofrece la naturaleza con un marcado componente innovador. La empresa desarrolla productos desde los principios de la biomimética, disciplina que estudia la naturaleza para desarrollar tecnologías innovadoras.  “Solucionamos problemas que nadie sabe cómo resolver, usando la biblioteca más grande del mundo: la naturaleza. Biomival es biomimética aplicada”, puntualiza Rafael Aparicio, ingeniero técnico industrial y CEO y fundador de la empresa.

 

Así, la empresa desarrolla distintos tipos de productos y soluciones de ecodiseño. Han realizado proyectos de diseño de bombas y  turbinas de formas hidrodinámicas, basadas en el movimiento natural del agua, entre otros. “Hicimos un estudio de marketing basándonos en el crecimiento de corales y moho del fango y hemos hecho campañas de promoción copiando estrategias de espermatozoides y óvulos. Además, tenemos tres turbinas que se mueven con las olas del mar”, explica Rafael.

 

Los clientes de Biomival son “aquellos que han probado soluciones por otros medios, no las encuentran y se atreven a averiguar si la naturaleza las tiene. También empresas muy grandes que se interesan porque ven que un grupo pequeño puede innovar a muy bajo coste”, explica su fundador. “Suena a panacea, pero la naturaleza es la panacea”, recalca.

 

 

¿Qué es Biominal y que servicios ofrece? ¿Cuándo nace?

Biomival soluciona problemas que nadie sabe cómo resolver, usando la biblioteca más grande del mundo: la naturaleza. Biomival es “biomimética aplicada”.  Nace de un enamoramiento,  tras ver el vídeo de Janine Benyus sobre biomimética, la ingeniería del futuro. Entonces me dije: “me encantaría dedicarme a eso”. El problema más interesante en el que estamos inmersos es la obtención de energía de las olas del mar con un diseño que imita el pico de un flamenco.

 

¿Cómo decidiste apostar por este campo tan específico y novedoso dentro del ecodiseño?

En 2010 terminé un máster en filosofía y me preguntaba cómo unas neuronas pueden hacer que una persona tenga conciencia. De las neuronas pasé a las hormigas, de ahí a los insectos sociales y al poco tiempo, tras ver el vídeo citado (sobre biomimética), estaba leyendo “Biomimicry”, de Janine Benyus. Se le denomina el nuevo salto, la nueva ciencia que va a revolucionar todas las demás.  

 

¿Cómo explicarías de una forma sencilla que es la biomimética a un nuevo emprendedor?

¿Conoces el velcro? Pues Georges de Mestral se dio cuenta de que esas molestas semillas se pegaban y despegaban… llegó a casa, miró los ganchitos de las semillas y el pelo y creó el “pelo-ganchos” que es el significado de velours-crochet. Se usa en trajes espaciales y ya estaba en la naturaleza.  ¿Se puede sistematizar eso? Sí, de hecho está sistematizado.   

 

¿Cuáles son los servicios y productos más destacados ecodiseñados por vosotros usando la biomimética?

Hicimos un estudio de marketing basándonos en el crecimiento de corales y moho del fango, campañas de promoción copiando estrategias de espermatozoides y óvulos, Analizamos colas por medio de hormigas y tenemos tres turbinas que se mueven con las olas del mar. Una de ellas está teniendo mucha repercusión, tal vez porque es a la que más esfuerzo le hemos dedicado. Y le vamos a dedicar más, en breve se sabrá por qué.

 

  

En el resto de España, ¿qué impacto tiene la biomimética en los procesos de ecodiseño? ¿Y en Europa?

En España y Portugal existe un grupo de profesionales y amigos que se llama Biomimicry Iberia, que está esforzándose en promover, como nosotros y con nosotros, esta disciplina aquí. Algunos de ellos son/somos “stakeholders” a nivel internacional en la materia.  Tenemos la fortuna de que desde Europa están impulsando una nueva norma ISO, que obligará a ponerse las pilas cuando alguien diga “este diseño es biomimético”, ya que tiene implicaciones normativas, éticas y legales.

Para nosotros, el mejor ecodiseño no lo hacemos los humanos, sino la naturaleza. Pero tenemos algo que la naturaleza nos ha dado: conciencia. Podemos abstraer partes de sistemas. Esa abstracción consciente puede hacernos unos maravillosos colaboradores conscientes con la naturaleza, no contra ella.

 

¿Cómo puede ayudar esta disciplina a futuros emprendedores que quieren desarrollar nuevos productos ecodiseñados?

No sólo está el ecodiseño, sino la forma de invertir. La economía la inventó la naturaleza, que permite que un colibrí pase el golfo de México con una cantidad de energía mínima. Una semilla es una promesa de empresa,  un espermatozoide y un óvulo son una startup. Del mismo modo, en la naturaleza lo que no funciona es erradicado, con menos miramientos que en nuestras economías: algo funciona con respecto a su entorno o no funciona y nos puede enseñar mucho sobre cooperación y competencia.

Todos somos emprendedores: todos recorrimos un largo camino desde media parte hasta la otra media. Y no era una de cada diez startups. Era mucho más difícil y aquí estamos.

Un emprendedor puede aspirar a crecer como una semilla, sin recursos, o como un esqueje. La mayoría se centra en el esqueje (inversores), sin centrarse en el entorno, las necesidades de los clientes.

 

¿Dónde se puede aprender actualmente a aplicar la biomimética al ecodiseño de nuevos productos?

En España nos tenéis a nosotros como prácticos, puesto que nos gusta hacer cosas, aunque somos de la escuela europea y hemos bebido de fuentes como Leonardo Da Vinci, Gaudí, Pettigrew, D’Arcy Thompson, etc. Hemos impartido charlas en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño (ETSID) y en colegios mayores. Ahora estamos colaborando con institutos de forma altruista, para sembrar -nunca mejor dicho- una conciencia ecoinnovadora. Nos apoyamos (en red, como la naturaleza) en grandes amigos y colaboradores como Biomimicry Iberia, que es un grupo muy caleidoscópico en el que hay varias nacionalidades, currículums, aspiraciones, pero todos tenemos en común nuestra pasión por la disciplina e interesantes perfiles.

Existe un programa formativo que proviene de Biomimicry 3.8 (USA) y otra corriente en Europa, Biokón (Alemania). La corriente americana es más biológica, la alemana más ingenieril.

 

¿Quiénes integran vuestro equipo y cuál es su perfil?

Agustín Falcó, ingeniero, es nuestro responsable técnico y Manuel Quirós, doctor en Biología, es nuestro community manager. También tienen otros proyectos personales. Los conocí en Biomimicry Iberia. Además contamos con Andrés de la Fuente, MBA Executive IESE y responsable de finanzas de la startup. Y colaboran con nosotros dos estudiantes: Fernando Conesa, estudiante de ingeniería de la energía, y Elisa García, diseñadora industrial. Son mentores Ignacio Ballester y Vicent J. Valls.

 

 

¿Qué tipo de clientes adquieren los productos y servicios de Biomival?

Aquellos que han probado soluciones por otros medios, no las encuentran y se atreven a averiguar si la naturaleza las tiene. También empresas muy grandes que se interesan porque ven que un grupo pequeño puede innovar a muy bajo coste. Pero, sobre todo, aquellos que no encuentran solución sencilla a problemas complejos por medios económicos… Suena a panacea, pero la naturaleza es la panacea. A los clientes les gusta que encontremos soluciones que parecen “imposibles”.  

Una anécdota es que cuando le dijimos a un gerente que podíamos prever de donde venían sus clientes y lo hicimos se sorprendió. No daba crédito a que lo hiciésemos copiando el modo en que el coral invade el terreno y la forma en la que el moho del fango come.

 

Eres el emprendedor con un mayor número de contactos en la red social de la Red emprendeverde ¿En qué medida esto os ayuda esto a dar visibilidad a Biomival y establecer alianzas?

Mucho. Al ser el más popular de la red y decirlo, ha demostrado validación dentro de un grupo muy concreto, el de los emprendedores verdes de un modo muy económico, pero con muchas horas detrás. Esto nos enseñó a segmentar mejor. Después, nos ayudó a presentarnos a eventos como los Premios Sacyr, la Operación Emprende de la AJE Valencia o la aceleradora Climate-KIC, en la que estamos ahora.

 

Habéis sido además, prefinalistas en la última edición de los premios de la Red emprendeverde y habéis recibido la formación de una escuela de negocios, ¿cómo valoras la experiencia?

¡Genial! Allí conocimos a emprendedores como nosotros, que sueñan y quieren convertir sus sueños en realidad, que tienen unas metas comunes, que no se resignan, que quieren cambiar el mundo aunque sea un poquito, o en su entorno, que creen en el esfuerzo constante pero inteligente. Y, para qué negarlo, que te forme una de las mejores escuelas de negocios del mundo no está nada mal. Allí también conocimos al equipo de la Red emprendeverde. Puede que seamos los que más contactos tenemos de la Red, pero también somos su fan número uno. 

 



 

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