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Algas La Patrona, verduras del mar recolectadas de forma sostenible en aguas gallegas

02/06/2020

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“Mi vida y pasión es el mar, por lo que cualquier cosa hecha con cabeza y de forma sostenible en torno a él me parece un reto grandioso”. Así explica Cristina García, bióloga y directora general de Algas La Patrona, su vínculo con el medio marino, una de sus motivaciones para poner en marcha esta iniciativa empresarial. “Algas La Patrona es una empresa familiar, cuyo equipo ha trabajado toda la vida en temas marinos, desde la gestión de espacios marinos protegidos hasta la pesca y la acuicultura sostenibles”, explica. Su paso por el sector privado y público la llevó  a poner en marcha esta iniciativa de producción de algas marinas destinadas a la alimentación humana.

El equipo del proyecto está integrado por mujeres amantes del mar. Para la recolección de las algas, en aguas de Cambados (Pontevedra), colaboran con pescadores que las cortan buceando a poca profundidad. “Nosotras vamos al puerto a recoger las algas para llevarlas hasta la industria donde son lavadas y procesadas, o las deshidratamos o salamos ese mismo día, con lo que aumentamos su vida útil hasta en tres años”, comenta. La venta de los productos es online a través de marketplaces y de manera física en tiendas.

“Somos una industria alimentaria, ecológica, sostenible y basada en principios de igualdad, resaltando la figura femenina en el entorno rural marino”, destaca Cristina.




¿Por qué decidiste poner en marcha Algas La Patrona?


El proyecto surge de la necesidad y la demanda, cada vez más fuerte, de productos sanos, de proximidad y no procesados. Estamos introduciendo las algas en nuestra cocina gracias a los restaurantes asiáticos. Unas algas que también podemos encontrar aquí, en nuestras costas, y, además, no solo las podemos usar en sushi o sopas de miso al estilo asiático sino que, sí partimos de la consideración de que las algas son verduras del mar, podemos introducirlas en cualquiera de nuestros platos tradicionales.

Las algas son un recurso muy poco explotado, con un enorme potencial en múltiples aplicaciones: fertilizante natural, alimentación animal y humana, cosmética, materia prima para elaborar envases, textiles o como biofuel y un sinfín de otras aplicaciones aún por descubrir. Por tanto, su extracción contribuye a diversificar el sector pesquero en nuestras costas y, tras él, otros sectores como el gastronómico, muy fuerte en España.

No hay que olvidarse que las algas consumen CO2 para su respiración, por tanto, su cultivo o recolección contribuyen a mitigar el cambio climático, a la vez que fomentamos el crecimiento de la economía azul en la UE.

 

 

¿Cuándo nace la iniciativa?


La idea empieza a forjarse en mi cabeza hace muchos años, quizá desde que trabajé en un proyecto sobre la huella de carbono de las algas y otros cultivos acuícolas en relación a su contribución al cambio climático allá por el 2012, pero no como una idea de negocio, sino a través del descubrimiento de este increíble recurso. Después empieza a consolidarse en 2018 y, finalmente, tal día como hoy de hace 2 años, el Día de los Océanos, nos damos de alta y sacamos la marca, la web y el producto al mercado.

 

¿En qué consiste el proyecto?


En producir algas para alimentación humana.  La obtención de la materia prima puede venir tanto del cultivo como de la recolección. Esto supone constituir una industria alimentaria, ecológica, sostenible y basada en principios de igualdad, resaltando la figura femenina en el entorno rural marino. El proyecto comenzó con la solicitud de una concesión marítima en Asturias para el cultivo de kombu de azúcar, una especie de laminaria cuya población se ha visto en regresión debido al cambio climático.  

 

¿Por qué apostaste por las algas?


Las algas, además de ser un recurso poco explotado y desconocido, tienen multitud de propiedades y potencialidades. Yo me centré en sus beneficios saludables que son increíbles. Descubrimos que el espagueti de mar tiene hasta nueve veces más hierro que las lentejas o que el wakame tiene once veces más cantidad de calcio que la leche o el queso.

Son antioxidantes y nos ayudan a adelgazar y a eliminar toxinas. Contienen alrededor de un 40 % de fibra alimentaria, un 15 % de proteína y no contienen azúcares ni grasas. Su alto contenido en sodio nos permite reducir considerablemente la sal en nuestros platos. Son beneficiosas para personas con hipotiroidismo (ojo, no para el hipertiroidismo por el alto contenido en yodo de la kombu), con anemias, hipertensos (contienen altas cantidades de sodio y potasio), obesos...

Las algas actúan como alimentos funcionales ayudando a prevenir enfermedades. Además, hay algunas riquísimas con sabor a percebe y otras que recuerdan a las judías verdes o a los berberechos, así que también podemos usarlas para potenciar el sabor a mar en nuestros platos.

 

 

¿Cómo es el proyecto de recolección y preparación del producto?


Colaboramos con los pescadores que cortan las algas buceando a poca profundidad, dejan el rizoide (raíz) y el estipe (tallo) y solo cortan la lámina (hoja) en su fase de crecimiento. Así las algas pueden seguir desarrollándose y reproduciéndose para la siguiente temporada.

Nosotras vamos al puerto a recoger las algas para llevarlas hasta la industria donde son lavadas y procesadas, o las deshidratamos o salamos ese mismo día. Con este procesado aumentamos su vida útil hasta en tres años. Después las pesamos y envasamos en envases compostables. Además, tenemos un compostero cedido por el Ayuntamiento de Cambados donde echamos las algas que no sirven y así colaboramos con el Ayuntamiento para abonar y fertilizar los parques y jardines.

 

¿Qué productos comercializáis?


Trabajamos cinco especies de algas: kombu, wakame, espagueti de mar, lechuga de mar y alga percebe. Todas ellas las tenemos tanto deshidratadas como frescas en sal.

Este año lanzamos en Madrid Fusión nuestro primer producto elaborado, la Alganesa, una mayonesa de algas frescas con aceite de oliva. Se trata de un producto único en el mercado, con un fuerte sabor a mar (recuerda al erizo de mar o al plancton marino).

 

¿Cuál es el perfil de vuestros clientes?


Son personas a las que les gusta cuidarse, comer sano y saludable, que valoran los productos de cercanía, ecológicos, que se preocupan por los procesos de la industria alimentaria y las que no les importa pagar más por un envase compostable, sabiendo que detrás hay un pequeño productor. También personas que no comen carne ni pescado, vegetarianos, veganos, intolerantes a la lactosa, celiacos... Y foodies a los que les gusta probar cosas nuevas, alternativos, de mente abierta.  

 


¿Qué aspectos del proyecto te gustaría reforzar?


Es importante definir bien lo que uno pretende, hacer un plan de negocio, tener las cosas muy claras, ser firme, porque el día a día a pesar de ser muy bonito y no importarnos trabajar 24/7 también resulta cansado y hay que estar preparado mentalmente para soportar todo tipo de baches, buenos y malos, y gestionar esas emociones y altibajos constantes, algo que no es fácil.

De vez en cuando hay que parar, respirar y mirarlo todo con perspectiva para saber si realmente estamos felices. Pero es muy gratificante sacar algo así adelante y esa recompensa viene cuando una tienda repite pedido o el cliente final te dice que le ha gustado mucho el plato que ha preparado con tus algas o tu packaging. Ahí es cuando realmente sonríes y te sientes realmente llena.

 

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