 
	    03/06/2020
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El sector de la moda necesariamente ha de reconvertirse hacia una sostenibilidad ambiental y con esta filosofía nacen muchos proyectos que han sabido entender que el reciclaje y la reutilización de materiales son factores primordiales para el cuidado del medio ambiente. En este sentido, muchos proyectos de moda han encontrado en el mar su “materia prima” para la elaboración de sus prendas y accesorios de moda.
Considerada la segunda industria más contaminante del mundo, solo para fabricar un pantalón se pueden llegar a necesitar más de 3.300 litros de agua y cada año se desechan de manera incorrecta casi 100 toneladas de residuos textiles. La industria necesita dar un golpe de timón y cada vez más marcas están poniendo en marcha nuevas políticas e iniciativas con el fin de preservar el medio ambiente.
Uno de los ejemplos más conocidos en nuestro país es el de Ecoalf, pionera en el desarrollo de una moda sostenible orientada a la economía circular que recoge residuos marinos del fondo del mar, los trata y los convierte en hilo para fabricar ropa y accesorios. Ecoalf trabaja con 3.000 pescadores de 40 puertos recogiendo y transformando 250 toneladas de residuos marinos al año y reciclando casi el 80% de los materiales que salen del mar.
En el mundo del textil y la moda sostenible también encontramos a The Running Republic, una firma de ropa deportiva que elabora sus prendas a partir de tejidos reciclados procedentes de botellas de plástico y basura plástica de los Océanos. En su caso, el 84 % es la media de materia reciclada presente en sus tejidos y aseguran que con 1 kilo de material reciclado es suficiente para producir unas tres camisetas, lo que significa un kilo menos de basura plástica en los Océanos y 5 kilos menos de CO2 en la atmósfera durante el proceso productivo.
Sin duda, la moda es uno de los sectores en los que se están reflejando más oportunidades relacionadas con la limpieza de los Océanos como es el caso de la marca de bañadores Now-Then, que crea colecciones de eco-lujo hechas de manera responsable y limitada. Investigan en los tejidos más sostenibles y son una marca asociada al proyecto ECONYL, reciclan basura rescatada del mar para darles una segunda vida en forma de tejido. Cada bañador que producen reciclan 300 gr. De basura marina y sus tejidos y componentes son "detox", ya que poseen la certificación Oekotex100 que garantiza que están libres de tóxicos y sustancias nocivas para la salud.
Mediante la fabricación de gafas de sol a partir de materiales reciclables recuperados de los océanos, Sea2see pretende aportar su grano de arena al «reciclaje del océano». Cuentan con contenedores de plástico en las playas españolas y tiene acuerdos en puertos con cofradías de pescadores para obtener su materia prima. Una vez recogido el material, se selecciona, se corta y se limpia y tras este proceso costoso, se envía a Italia para su fabricación.
Las redes de pesca en desuso y chatarra de aluminio son la materia prima de esta funda de móvil 100 % reciclada que se comercializa bajo el nombre de Popsicase. Las redes se clasifican, se lavan, se trocean y se funden en un laborioso proceso de transformación. El resultado es un palet de plástico 100 % reciclado que Popsicase usa para la fabricación.
El reciclado de velas de barcos en accesorios es el punto de partida de The Sail Doctor, donde se elaboran bolsos y complementos que dan una segunda vida a la vieja vela.
La empresa gallega Cholita Corme ha dado una vuelta de tuerca al reciclaje, incluyendo parte la historia de Galicia a través de las rederas de los puertos, que son las artesanas de los productos de moda y mobiliario creados a partir del reciclaje de redes de pesca y plásticos.
Cabe destacar el proyecto SARETU, que nace de la colaboración de la ciencia y la industria, con la intención de dar solución al problema de los aparejos de pesca desechados a través de la economía circular. Recogen y reciclan las redes atuneras descartadas en el puerto de Seychelles, puerto base de la actividad pesquera de los grandes buques atuneros vascos. Impulsado por la Asociación Bermeo Tuna World Capital, con la colaboración de la compañía pesquera vasca Echebastar, el centro tecnológico AZTI y la firma de ropa de montaña Ternua, que elabora y transforma las redes de pesca en prendas textiles finales.
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