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"Despertar nuevas profundidades” es el tema del Día Mundial de los Océanos 2024, un año enmarcado en el Decenio de Ciencias Oceánicas de la ONU. No tenemos tiempo para “ojos que no ven, corazón que no siente”. Nuestra relación con los océanos tiene que cambiar con urgencia, porque hasta el momento nuestros esfuerzos no han hecho más que rozar la superficie. Para motivar un impulso generalizado a favor de los océanos, necesitamos despertar nuevas profundidades.
El océano cubre más del 70% del planeta y produce al menos el 50% del oxígeno del planeta. Además, refugia a la mayor parte de la biodiversidad de la tierra.
El agua es un elemento fundamental para la supervivencia de todos los seres vivos en términos biológicos y económicos, ya que gran parte de la población mundial subsiste gracias a trabajos ligados a la economía azul.
Según la Unión Europea, por economía azul se entienden todas aquellas actividades que reconocen el valor de los mares y los océanos como motores de la economía por su gran potencial para la innovación y el crecimiento.
Sin embargo, desde hace años el agua de nuestro planeta no atraviesa su mejor momento. Se está acelerando la acidificación de los océanos por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono y disminuye la resiliencia de los ecosistemas y biodiversidad marina frente a los efectos del cambio climático.
Se estima que ya existen más de 140 millones de toneladas de plásticos en ríos, lagos y océanos. Incluso hay estudios que demuestran que los ecosistemas y poblaciones marinas sufren índices elevados de contaminación lumínica consecuencia de la excesiva luz artificial, afectando a los ciclos naturales que se rigen con la luz solar. La sobrepesca y la pesca ilegal también ocupan un lugar importante en la escala de problemas que sufren nuestros ecosistemas marinos.
Coincidiendo con esta celebración vamos a destacar una serie de emprendimientos verdes que llevan años luchando para concienciar sobre este reto.
Es el caso de Algayield, una empresa dedicada a la producción de algas en la comarca malagueña de la Axarquía, puesta en marcha por Belén Domínguez. Es un proyecto centrado en el cultivo de un microalga, la espirulina para diferentes aplicaciones como cosmética, alimentación o energía.
Para esta ambientóloga fue fundamental el emprendimiento en el ámbito rural ya que las ventajas de emprender estos entornos son muchas y más en el caso de un proyecto de emprendimiento verde. “En lo que a sostenibilidad se refiere, resulta mucho más inspirador ser coherente con el mensaje del respeto cuando se ve de primera mano cómo afecta una mala práctica sobre el medio ambiente. Y cuando se está en plena naturaleza, el verde llama al verde”, insiste.
En octubre de 2015 Maite Asensio puso en marcha Snorkeling Experience, un proyecto de ecoturismo costero que pone el foco también en la divulgación medioambiental, acercando la ciencia al público general. “Los productos que ofrecemos son rutas de snorkel guiadas e interpretadas de día y de noche, principalmente en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, y un libro divulgativo sobre la vida marina de esta playa”, explica la fundadora de la iniciativa.
El proyecto cuenta con Fernando Tuya como colaborador y asesor científico y también con la asesoría de profesionales de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). “Creemos que es importante que la ciudadanía se acerque más a la ciencia, que no sea algo tan abstracto”, recalca Maite. De hecho, colaboran con el proyecto Microtrofic, que estudia los microplástcios marinos y su incorporación a las redes tróficas en las aguas canarias.
Rolanda Larez es la emprendedora y diseñadora que está detrás de esta marca que comenzó en su lugar de origen, Venezuela y ahora se desarrolla desde Barcelona, donde diseña y confecciona artesanalmente todas las piezas. Cada diseño se produce en cantidades limitadas para ofrecerte exclusividad y variedad, seleccionando los mejores materiales disponibles localmente, entre ellos tejidos italianos que contienen plástico y redes de pesca recicladas post-consumo reduciendo el desperdicio a través del diseño y patronaje.
Cristina García, es bióloga y directora general de Algas La Patrona, su vínculo con el medio marino fue una de sus motivaciones para poner en marcha esta iniciativa empresarial. “Algas La Patrona es una empresa familiar, cuyo equipo ha trabajado toda la vida en temas marinos, desde la gestión de espacios marinos protegidos hasta la pesca y la acuicultura sostenibles”, explica.
El equipo del proyecto está integrado por mujeres amantes del mar. Para la recolección de las algas, en aguas de Cambados (Pontevedra), colaboran con pescadores que las cortan buceando a poca profundidad. “Nosotras vamos al puerto a recoger las algas para llevarlas hasta la industria donde son lavadas y procesadas, o las deshidratamos o salamos ese mismo día, con lo que aumentamos su vida útil hasta en tres años”, explica. La venta de los productos es online a través de marketplaces y de manera física en tiendas.
“Somos una industria alimentaria, ecológica, sostenible y basada en principios de igualdad, resaltando la figura femenina en el entorno rural marino”, destaca Cristina.